Daniel Díaz
Representantes de la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas
(Conami) presentaron ante los presidentes de las comisiones de Asuntos
Indígenas y de Equidad de Género del Congreso del Estado su agenda de
trabajo con la que pretenden que los poderes del Estado las vean más
como sujetos de derechos que como sujetos de atención.
En reunión celebrada en la sede del Palacio Legislativo, Ernestina
Ortiz y Dulce Torres, indígenas fundadoras de la Conami, enunciaron su
agenda de trabajo ante los legisladores Cristina Portillo Ayala y
Eleazar Aparicio Tercero, presidenta de la Comisión de Equidad de Género
y presidente de la Comisión de Asuntos Indígenas, respectivamente, con
el objetivo de que sea incluida en las leyes y en las políticas públicas
del estado.
La agenda se basa en cinco ejes de acción: los derechos culturales
(identidad, educación y tecnología); derecho al territorio y recursos
naturales; derechos políticos, derechos económicos y sociales; el
derecho a la salud, que contempla los derechos sexuales y reproductivos;
y el derecho a una vida libre de violencia.
Al respecto, las representantes de Conami reconocieron que los
legisladores locales tuvieron la apertura de recibir la propuesta de
agenda de las mujeres indígenas, misma que en días pasados fue
presentada ante la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, y
señalaron que la agenda referida nació de los trabajos que han sostenido
con organismos internacionales como la propia Organización de Naciones
Unidas (ONU).
“La agenda es producto de un proceso que se llevó a cabo con el
Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, y se dio mediante
trabajos constantes de mujeres líderes que han trabajado intensamente
desde los cargos comunitarios que han desempeñado”, apuntó Ernestina
Ortiz.
Precisó que los cinco ejes presentados en el Congreso del Estado
parten de la cosmovisión de los pueblos indígenas, es decir, desde un
ejercicio intelectual mediante el cual “nos reconocemos como parte de un
todo, no en un sentido objetivo como en Occidente, donde predomina la
visión de que somos propietarios de cosas, sino que nos reconocemos como
parte de un todo”.
Aprovechó para referir que la Coordinadora fue fundada en México en
1997, como consecuencia del trabajo del Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo de Mujeres Indígenas. “Fue en ese momento que
tratamos de dar respuesta sobre por qué las mujeres, al ser
protagonistas de su propia historia, no tenían voz ni voto para decidir
sobre su propio destino”.
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