http://www.adnpolitico.com/2012/2012/08/03/un-diputado-nahua-busca-la-comision-de-asuntos-indigenas
Óscar Balderas / ADN Político
Cuando Carlos de Jesús era niño, su casa era de adobe y teja como la de todos en Xalitla, Guerrero; no había drenaje, luz, agua ni calles pavimentadas y la única escuela era una primaria sin maestros ni bancas. En su pueblo, la gran mayoría emigraba a Estados Unidos, como su padre, o terminaban en el empleo doméstico, como su madre. En el mejor de los casos, sus habitantes llegaban hasta secundaria.
Pero de algún modo, Carlos rompió con el destino que su comunidad había marcado para sus indígenas nahuas: asistió a una secundaria a 15 kilómetros de su casa; para ir a la preparatoria caminó 40 kilómetros más, y para poder estudiar la universidad, se mudó a la Ciudad de México, donde incluso logró concluir una maestría en Desarrollo Urbano en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El pasado 1 de julio, Carlos de Jesús Alejandro se convirtió en diputado federal por la coalición Movimiento Progresista –conformada por el PRD, PT y Movimiento Ciudadano– y ahora su reto es encabezar la Comisión de Asuntos Indígenas de la Cámara de Diputados. “Esto ha sido una lucha. Como indígena tienes tres, cuatro veces más difíciles las cosas. Todavía recuerdo las caminatas larguísimas, de madrugada, para ir a la escuela, llegar cansadísimo y regresar el camino; nosotros tenemos que luchar más, siempre. “Pero viene mi batalla más intensa. Ganar la diputación fue una cosa, ahora viene otra más difícil: quedarme con la Comisión de Asuntos Indígenas de la Cámara de Diputados”, comenta en entrevista con ADNPolítico.com.
De acuerdo con Carlos, sólo con un indígena forjado en la lucha social al frente de dicha comisión, se garantiza corregir la mala atención que reciben los pueblos originarios. “Tenemos una política indigenista, no indígena ¿qué significa? Que son puros paliativos, a lo más que llega la agenda del gobierno para nosotros es vernos como artesanos, como mano de obra. No estamos incluidos en la dinámica nacional. “Los indígenas somos ese sector al que le destinan 1.5% del presupuesto para poder tomarse fotos con escuelas recién construidas, pero vacías; hospitales sin camillas y que la gente piense que a los políticos les importa... ¡Aquí todavía se caminan tres horas para ir a una primaria!”.
Por ello, desde el Poder Legislativo prevé trabajar para que se destine, al menos, el 5% del presupuesto nacional para atender a comunidades originarias, principalmente en rubros como educación y salud, pues aún hay pueblos donde las mujeres mueren a causa de una tos que se convierte en pulmonía, o que fallecen al momento del parto. “Urge que los hermanos ya no se mueran de fiebre, que no se desmayen trabajando en el campo porque no tenían para comer en dos días; más salud sí, pero también más impulso a la medicina tradicional, que es muy efectiva.
“Voy a pedir, no, voy a exigir como presidente de la Comisión de Asuntos Indígenas, la creación de más caminos, más comunicación para más planteles de escuelas para indígenas, que se superen. Si no sabemos leer ni escribir, ¿cómo nos vamos a defender?”, cuestionó. Asimismo, prometió que, en caso de presidir la comisión, se promulgue una Ley Consulta, que permita a los indígenas proponer y votar sobre sus propias leyes, de acuerdo a los usos y costumbres de las comunidades.
El ahora diputado electo recuerda que mientras estudiaba, sembraba maíz y ajonjolí con su abuelo; después fue albañil, cargador y, cuando llegó a la Ciudad de México, alternaba sus estudios universitarios con un trabajo de auxiliar contable en un despacho de poca paga…
Hasta que, en 1987, el activismo se le cruzó en el camino cuando el Gobierno Federal anunció la creación de la presa hidroeléctrica San Juan Tetelcingo, sobre las tierras de los comuneros. “Ahí empecé. Iba y venía de (la Ciudad de) México a Guerrero y comenzamos la resistencia. Yo tendría unos 22 años cuando empezamos a recabar firmas, informar a la gente que nos quitarían nuestras tierras, que nos pagarían una miseria por nuestros campos, (por) nuestra identidad. Les dimos batalla y, casi 20 años después, se paró el proyecto”. Nunca más dejó de hacer política; Carlos de Jesús se unió al Movimiento Indígena Nacional y desde ahí, dice, gestionó drenaje, luz, agua potable, una secundaria y todo aquello que no tuvo en Xalitla y pueblos aledaños cuando era niño.
Su reconocimiento en las comunidades lo llevó a que el PRD, PT y Movimiento Ciudadano se interesan en su activismo y le ofrecieran una candidatura a diputado federal… pero por la vía de mayoría, es decir, haciendo campaña. “Es increíble que ningún partido quiera poner en sus listas de plurinominales a los indígenas. No es por ahorrarnos la campaña, no, sino que simplemente no les interesa darnos la representación que merecemos”, lamenta. Sin embargo, Carlos aceptó y compitió por el distrito electoral número seis el cual ganó con 71,000 votos. Su más cercano competidor, Héctor Vicario, del PRI, cercano al exgobernador de Guerrero, Rubén Figueroa, obtuvo 14,000 sufragios.
“Hay compañeros que quieren la Comisión (de Asuntos Indígenas), pero nadie tiene esta trayectoria. Actualmente la preside el PRI, pero voy a luchar por ella. No es dársela al PRD, a mi partido, sino a la gente, a los nahuas, los purépechas, los rarámuris”, señala. Para lograrlo, Carlos de Jesús deberá cabildear primero con la corriente de Nueva Izquierda, encabezada por el expresidente del PRD, Jesús Ortega, y por el actual líder del partido, Jesús Zambrano, para después realizar gestiones con su grupo parlamentario y, finalmente, que sea votado y seleccionado por el resto de los diputados de otros partidos. Si lo logra, este hombre de tez morena y rasgos duros, sería el líder de la principal comisión que legisla y destina presupuesto a las comunidades nativas del país, que de acuerdo al Censo de Población y Vivienda 2010, están integradas por 15 millones 700,000 personas que se reconocen como indígenas, el 14.0% de la población mexicana.
“¿Te imaginas? Sería un honor, un verdadero honor. Pueden confiar en mí, yo sé de lo que hablo, de las carencias, lo que hace falta. Nadie me lo platica, conozco bien las comunidades y a mis hermanos. No tengan desconfianza, voy a trabajar”, asegura Carlos de Jesús. El diputado electo tuvo poco tiempo para hacer ese trabajo de cabildeo, pues los partidos pronto comenzaron a repartir presidencias y secretarías para las comisiones. “Si lo logro, ya verán, ya verán. Las cosas van a cambiar”, señala Carlos, de 47 años, quien de pie frente a una litografía de Emiliano Zapata insiste: “sería un verdadero honor”.
Óscar Balderas / ADN Político
Cuando Carlos de Jesús era niño, su casa era de adobe y teja como la de todos en Xalitla, Guerrero; no había drenaje, luz, agua ni calles pavimentadas y la única escuela era una primaria sin maestros ni bancas. En su pueblo, la gran mayoría emigraba a Estados Unidos, como su padre, o terminaban en el empleo doméstico, como su madre. En el mejor de los casos, sus habitantes llegaban hasta secundaria.
Pero de algún modo, Carlos rompió con el destino que su comunidad había marcado para sus indígenas nahuas: asistió a una secundaria a 15 kilómetros de su casa; para ir a la preparatoria caminó 40 kilómetros más, y para poder estudiar la universidad, se mudó a la Ciudad de México, donde incluso logró concluir una maestría en Desarrollo Urbano en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El pasado 1 de julio, Carlos de Jesús Alejandro se convirtió en diputado federal por la coalición Movimiento Progresista –conformada por el PRD, PT y Movimiento Ciudadano– y ahora su reto es encabezar la Comisión de Asuntos Indígenas de la Cámara de Diputados. “Esto ha sido una lucha. Como indígena tienes tres, cuatro veces más difíciles las cosas. Todavía recuerdo las caminatas larguísimas, de madrugada, para ir a la escuela, llegar cansadísimo y regresar el camino; nosotros tenemos que luchar más, siempre. “Pero viene mi batalla más intensa. Ganar la diputación fue una cosa, ahora viene otra más difícil: quedarme con la Comisión de Asuntos Indígenas de la Cámara de Diputados”, comenta en entrevista con ADNPolítico.com.
De acuerdo con Carlos, sólo con un indígena forjado en la lucha social al frente de dicha comisión, se garantiza corregir la mala atención que reciben los pueblos originarios. “Tenemos una política indigenista, no indígena ¿qué significa? Que son puros paliativos, a lo más que llega la agenda del gobierno para nosotros es vernos como artesanos, como mano de obra. No estamos incluidos en la dinámica nacional. “Los indígenas somos ese sector al que le destinan 1.5% del presupuesto para poder tomarse fotos con escuelas recién construidas, pero vacías; hospitales sin camillas y que la gente piense que a los políticos les importa... ¡Aquí todavía se caminan tres horas para ir a una primaria!”.
Por ello, desde el Poder Legislativo prevé trabajar para que se destine, al menos, el 5% del presupuesto nacional para atender a comunidades originarias, principalmente en rubros como educación y salud, pues aún hay pueblos donde las mujeres mueren a causa de una tos que se convierte en pulmonía, o que fallecen al momento del parto. “Urge que los hermanos ya no se mueran de fiebre, que no se desmayen trabajando en el campo porque no tenían para comer en dos días; más salud sí, pero también más impulso a la medicina tradicional, que es muy efectiva.
“Voy a pedir, no, voy a exigir como presidente de la Comisión de Asuntos Indígenas, la creación de más caminos, más comunicación para más planteles de escuelas para indígenas, que se superen. Si no sabemos leer ni escribir, ¿cómo nos vamos a defender?”, cuestionó. Asimismo, prometió que, en caso de presidir la comisión, se promulgue una Ley Consulta, que permita a los indígenas proponer y votar sobre sus propias leyes, de acuerdo a los usos y costumbres de las comunidades.
El ahora diputado electo recuerda que mientras estudiaba, sembraba maíz y ajonjolí con su abuelo; después fue albañil, cargador y, cuando llegó a la Ciudad de México, alternaba sus estudios universitarios con un trabajo de auxiliar contable en un despacho de poca paga…
Hasta que, en 1987, el activismo se le cruzó en el camino cuando el Gobierno Federal anunció la creación de la presa hidroeléctrica San Juan Tetelcingo, sobre las tierras de los comuneros. “Ahí empecé. Iba y venía de (la Ciudad de) México a Guerrero y comenzamos la resistencia. Yo tendría unos 22 años cuando empezamos a recabar firmas, informar a la gente que nos quitarían nuestras tierras, que nos pagarían una miseria por nuestros campos, (por) nuestra identidad. Les dimos batalla y, casi 20 años después, se paró el proyecto”. Nunca más dejó de hacer política; Carlos de Jesús se unió al Movimiento Indígena Nacional y desde ahí, dice, gestionó drenaje, luz, agua potable, una secundaria y todo aquello que no tuvo en Xalitla y pueblos aledaños cuando era niño.
Su reconocimiento en las comunidades lo llevó a que el PRD, PT y Movimiento Ciudadano se interesan en su activismo y le ofrecieran una candidatura a diputado federal… pero por la vía de mayoría, es decir, haciendo campaña. “Es increíble que ningún partido quiera poner en sus listas de plurinominales a los indígenas. No es por ahorrarnos la campaña, no, sino que simplemente no les interesa darnos la representación que merecemos”, lamenta. Sin embargo, Carlos aceptó y compitió por el distrito electoral número seis el cual ganó con 71,000 votos. Su más cercano competidor, Héctor Vicario, del PRI, cercano al exgobernador de Guerrero, Rubén Figueroa, obtuvo 14,000 sufragios.
“Hay compañeros que quieren la Comisión (de Asuntos Indígenas), pero nadie tiene esta trayectoria. Actualmente la preside el PRI, pero voy a luchar por ella. No es dársela al PRD, a mi partido, sino a la gente, a los nahuas, los purépechas, los rarámuris”, señala. Para lograrlo, Carlos de Jesús deberá cabildear primero con la corriente de Nueva Izquierda, encabezada por el expresidente del PRD, Jesús Ortega, y por el actual líder del partido, Jesús Zambrano, para después realizar gestiones con su grupo parlamentario y, finalmente, que sea votado y seleccionado por el resto de los diputados de otros partidos. Si lo logra, este hombre de tez morena y rasgos duros, sería el líder de la principal comisión que legisla y destina presupuesto a las comunidades nativas del país, que de acuerdo al Censo de Población y Vivienda 2010, están integradas por 15 millones 700,000 personas que se reconocen como indígenas, el 14.0% de la población mexicana.
“¿Te imaginas? Sería un honor, un verdadero honor. Pueden confiar en mí, yo sé de lo que hablo, de las carencias, lo que hace falta. Nadie me lo platica, conozco bien las comunidades y a mis hermanos. No tengan desconfianza, voy a trabajar”, asegura Carlos de Jesús. El diputado electo tuvo poco tiempo para hacer ese trabajo de cabildeo, pues los partidos pronto comenzaron a repartir presidencias y secretarías para las comisiones. “Si lo logro, ya verán, ya verán. Las cosas van a cambiar”, señala Carlos, de 47 años, quien de pie frente a una litografía de Emiliano Zapata insiste: “sería un verdadero honor”.
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